martes, 30 de octubre de 2007

Los Romanos

En el año 63 antes de Cristo, Jerusalén es tomado por Pompeyo, general romano. A partir del año 27 a.C. Augusto es el Emperador romano, quien tiene en Palestina un rey aliado: Herodes el Grande. Como Palestina era difícil de gobernar, el Emperador romano nombra, además, un Procurador. En tiempos de Jesús era Poncio Pilato. Jesús fue testigo y víctima de la colonización y explotación de su pueblo por los Romanos.

Esta situación de violencia institucionalizada estallará más tarde, en el año 66 después de Cristo, y se instala un gobierno insurreccional; pero poco después, en el año 70, las tropas romanas invadieron Jerusalén. Los habitantes son asesinados, vendidos como esclavos o condenados a trabajos forzados.

La invasión de los romanos, en el 63 antes de Cristo, tenía como fin incorporar el país al comercio internacional y prepararlo para poder exportar sus productos.
En aquel entonces la agricultura sólo permitía la sobrevivencia.; por eso se crean grandes latifundios, para poder producir más.
Por lo tanto, en el tiempo de Jesús, la economía de Palestina se basaba fundamentalmente en la agricultura. También contaba con la crianza de ganado, de la pesca y de la artesanía. Artesanos y agricultores se juntaban para vender sus productos en las plazas y, especialmente, en el Templo de Jerusalén, que se había transformado en un gran Centro Comercial. El templo es también el lugar donde se depositaban, como lugar de seguridad, las fortunas particulares. Quien tocaba al Templo, tocaba la estabilidad del sistema económico.
Los romanos necesitaban muchos recursos para poder desarrollar sus conquistas militares. Por eso habían creado un sistema eficiente para cobrar impuestos a través del cual se trasladaban grandes cantidades de dinero a Roma, centro del imperio.
Además los judíos debían pagar anualmente la décima parte de sus productos. Este “diezmo” estaba destinado a financiar la mantención del Templo y era cobrado por los sacerdotes.

La dominación romana dejaba a los judíos cierta libertad de movimientos.
Así, existía un gobierno judío para los asuntos internos. Era el Gran Consejo compuesto por 72 miembros, bajo la presidencia del Sumo Sacerdote primado.


El año 6 dC, cuando los romanos asumieron control directo de Judea, un rabino fariseo llamado Judas de Galilea creó un grupo de militantes revolucionarios, compuesto al parecer de fariseos y esenios. Este grupo pasó a llamarse "Los Zelotes". Los Zelotes no eran una secta en el estricto sentido de la palabra; eran un movimiento que reclutaba a sus miembros de entre varias sectas. En la época de la misión de Jesús, los zelotes habían asumido un, siempre creciente, papel preponderante en los asuntos de la Tierra Santa. La actividad de estos zelotes continuaría fuera del control romano hasta mucho después de la Crucifixión. Ya por el año 44 dC esta actividad rebelde se había intensificado tanto que el conflicto armado ya se veía venir.

En el año 66 dC estalló el conflicto y toda Judea se levantó, en rebelión organizada, contra los romanos. Fue un levantamiento tenaz y desesperado, que probó ser finalmente inútil. Solo en Cesarea, los romanos masacraron a 20.000 judíos. En cuatro años, las legiones romanas ocuparon y arrasaron Jerusalén, saqueando y destruyendo el Templo.

Caída Jerusalén, en la primavera del año 71 Tito parte hacia Roma, habiendo encargado la tarea de culminar las operaciones en Judea a la legión X Fretensis bajo las órdenes del nuevo gobernador de Judea, Lucilio Basso dirije una ofensiva militar contra las últimas resistencias en pie. Debido a una enfermedad, Basso no completa la misión, por lo que es sustituido por Lucio Flavio Silva. Así, Silva marcha hacia la última fortaleza judía que quedaba en pie, Masada, en el otoño del año 72, al mando de 10.000 soldados (la X Fretensis, tropas auxiliares y prisioneros judíos). De acuerdo con Josefo, cuando los romanos finalmente lograron entrar a Masada (año 73) descubrieron que 967 defensores, bajo el liderazgo del líder sicario Eleazar ben Yair, habían preferido suicidarse en masa antes que rendirse.

El epílogo de esta revuelta significó un éxodo masivo de judíos saliendo de la Tierra Santa, sin embargo quedaron suficientes como para incitar otra rebelión, tras aproximadamente sesenta años (132 EC). Finalmente, el año 135 EC, el Emperador Adriano decretó que todos los judíos debían ser expulsados de Judea y Jerusalén pasó a ser esencialmente una ciudad de romanos. Se la denominó Aelia Capitalina.

La vida de Jesús casi abarcó los primeros 35 años de un conflicto que se extendió por más de 140 años. Este conflicto no cesó con la partida de Jesús, sino que siguió por cien años más, presentándose los sentimientos populares y actitudes sicológicas que se dan naturalmente ante tan sostenida resistencia contra un opresor. Uno de estos sentimientos era la esperanza y el deseo de tener algún héroe-Mesías que libere a su pueblo del tiránico yugo romano. Fue solo por virtud de un accidente histórico y semántico que el término Mesías pasó a ser aplicado exclusivamente a Jesús.